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Mostrando entradas de 2008

La Gran Hambre

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No nos dimos cuenta cómo sucedió. Todo pasó tan rápido. Un chifa, una pizza, cualquier cosa. Nunca pensamos en llegar a ser lo que somos. Fue una decisión en conjunto. Los comensales no tienen quién los defienda. Las casas gourmet, restaurantes y cualquier lugar donde se expenda algún tipo de alimento, siempre tienden al abuso. Los precios no son los que deberían ser y, bueno, a veces se entiende. La calidad se pone a prueba pero no siempre aprueba. Buenos, malos, desabridos, todos reciben su premio. Su veredicto. Tenemos paladar, buen gusto. Unos más que otros claro. Tenemos formas de expresarnos, de aparecer. Tenemos un propósito, lenguas, tripas. Vemos, olemos, salivamos. Son cosas que hacen los humanos ordinarios ¿no? Nosotros hacemos más, es una cuestión de flatulencias. Somos un grupo selecto. Una élite. Un mito urbano. Nosotros conocemos a todos y todos nos conocen a nosotros pero nosotros no saludamos a nadie y nadie nos saluda a nosotros. Así es como son las c

Mi primera semana sin ti

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Hola.  Estoy bien, por si quieres saberlo. ¿Leíste mis cartas anteriores? Bueno, realmente no espero que las contestes. Si no deseas hacerlo, no lo hagas. Lo voy a entender.  De verdad. Ya pasó una semana. Qué rápido, ¿no? Me sigues enseñando cosas, como la importancia del tiempo y su velocidad. Claro que yo ya lo sabía, pero tú le das otro tipo de significado. Estos días han sido difíciles. Más que difíciles, muy complicados. Ya he dejado de estar preguntándome cosas que no entiendo, de lamentarme, de quejarme, de estar triste, de llorar. He dejado de hacer estas cosas porque simplemente a ti no te gustaría que las haga. Hoy fui a caminar por el malecón, por las horas en las que te fuiste. La vista era bellísima. El sol, el mar, los colores. Llegué al parque del faro y me senté en una banca vacía, a un lado, imaginando que tú estabas del otro y conversábamos. Qué divertido estuvo. Me hubiera gustado estar contigo en ese momento, recordando tu salida del hospital, que nunca ocurri

La encontré en el camino

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Hola otra vez. Ahora sí no sé si me escuchas o no. No hay fe que valga la intención. Ahora solo sé que no quiero saber nada. No quiero pensar en nada. En nada que no seas tú. Esta vez no pondré que no sé qué escribir. Sería mentirte y, tú sabes, no es mi estilo. Puedo escribir tantas cosas. Puedo escribir tantas palabras como gotas contadas al parpadear. Me hiciste descubrir que no soy tan fuerte como creía o, por lo menos, no en este tipo de situaciones. He llorado como un bebé. Y no recuerdo cuándo fue la última vez que lo hice. Debería haber un curso en el colegio sobre cómo enfrentar este tipo de perdidas. De qué me sirven ahora las matemáticas. De qué me sirve tener tantas cosas en la cabeza. ¿Acaso hay una fórmula para devolver la vida? ¿Alguna teoría para la resurrección? ¿Acaso hay algo así? Por qué tu. Dime. Por qué no yo. ¿Alguien donde estás podría darme la respuesta? ¿Alguien donde estás podría venir un ratito a decirme que estás bien y a darme un abrazo? ¿Algún ang

Te regalo una rosa

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Hola, ¿me escuchas? Yo quiero pensar que sí porque en este momento la única vía que tenemos para comunicarnos es la fe. Esa con la que movimos montañas. Me acabo de enterar de que estas más mal que bien y no sabes cómo me abarrota la pena enterarme de eso. Tú no puedes estar pasando estos malos ratos. No deberías. Te quiero, ¿sabes? Eres de las pocas personas que se han ganado mi cariño. Un trabajo difícil que tú decidiste hacerlo fácil. Solo entraste, sin tocar ni preguntar. Puedes quedarte aquí dentro el tiempo que quieras. Las veces que he ido a verte no sabía lo que iba a encontrar, estaba angustiado. Pero tu actitud me tranquilizó mucho. Te vi bien, bueno, no tan bien, pero a pesar de las heridas mostrabas una fortaleza rara en ti. Te terminé de conocer en ese momento. Esos días que estuve contigo fueron raros. No sabía qué decirte, no sabía qué pensar. Solo fui  para decirte, con mi presencia, que puedes contar conmigo en las buenas y en las malas. Eres especial y lo s

Carta personal

Vallejo se refería a los momentos en que la muerte o el simple paso del tiempo nos dan una señal angustiosa, cual sacudida, cuando su temor existencial, su culpa personal y su dolor, le hicieron escribir que hay golpes tan fuertes en la vida, que nadie podía contra ellos y que él no sabia nada de eso. Neruda le cantaba a la angustia, a la tristeza, a la ausencia y al recuerdo de una manera desesperada y melancólica. Mostraba a la perfección sus sentimientos hacia la vida y de esa manera él pudo escribir los versos más tristes una noche. Yo comparto la inclinación hacia la escritura de ellos, pero ahora comparto más que nunca sus sentimientos. Y es que dejar ese lugar que me vio crecer por casi cuatro años no es muy lindo que digamos. Yo pensé que me sentiría bien luego de hacerlo, pero no es así. Es raro. Es como si me hubieran quitado algo y a la vez me hubieran dado otra cosa, pero no como una compensación, sino como un: toma mientras, para que te entretengas un rato. Y ese mien

Lección de humildad. Capitulo cuatro.

Se pudo ganar ese partido y no solo hubiera sido histórico si no también algo milagroso. La selección jugaba como nunca, ni bien la tocaba un argentino le caían cuatro o más piernas, cada una con su patada respectiva. La gente no dejaba de alentar y dar sus más fuertes gritos. Parecía que en cualquier momento llegaría el gol peruano. Era todo un espectáculo ver jugar a Vargas. Siempre quise verlo pero nunca pude, en verdad es un genio. Lamentablemente termino el primer tiempo empatados a cero y la gente aprovechaba para ir a los, si se puede llamar así, servicios higiénicos, que de higiénicos no tienen nada, ni el papel. Yo me quedé en mi asiento, escuchando las conversaciones de la gente, además de las apuestas que corrían entre gente desconocida acerca de como quedaría el marcador. "Uno a cero para Perú" - Decía por ahí alguien que le apostaba a otra persona sobre quien pagaría el taxi de regreso. "Tres a uno para Argentina" - Le respondió el otro, confiado en que

Good bye, LC

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Haré un alto a lo que estaba escribiendo para dedicarle un tiempo a una amiga que siempre recordaré. No sé cómo comenzar. En momentos como estos es fácil pensar en muchas cosas pero qué difícil es escribirlas. Quiero que sepas que la noticia me cayó como un golpe en el pecho, me quitó la sonrisa y me trajo recuerdos. Pocas veces encontré gente como tú en el horario en el que estaba cuando te conocí. Tengo que admitir que cuando llegaste no quería llevar tu rutina por prejuicios tontos acerca tu apariencia, pero luego era yo el que corría al tarjetero a buscar tu nombre cuando llegabas. Hacías siempre las mismas preguntas y le tenías miedo al cambio de rutina pues sabías que te medirían de nuevo y estabas segurísima de no haber bajado ni un centímetro. Me dabas risa. Me cambiabas de nombre sin querer, pero igual te hacia caso. Me llamabas con la mano débil y no sabía cómo mirarte. Eras el centro de atención cuando llegabas y saludabas en ingles. Hablabas con orgullo de tu famili

Lección de humildad. Capitulo tres.

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Lección de humildad es un jalón de orejas para los que perdieron algo que no se debe perder nunca, la esperanza de ser feliz aunque sea momentáneo. Eran las ocho, y no recuerdo cuantos minutos más, cuando nos ubicamos, previo uso de los siempre aseados servicios higiénicos del estadio, en "nuestros" asientos. Y digo "nuestros" por que no necesariamente eran nuestros, es decir, las entradas tenían su numeración pero pensábamos que nadie las respetaría. Bueno yo pensaba eso pues la última vez que fui a ver a Perú jugar fue también contra Argentina pero esa vez jugaba Maradona y yo solo recuerdo que fue en el estadio nacional. Y lo recuerdo pues mi mamá siempre me recuerda que le debo la millonada que le costo posicionar nuestra anatomía en occidente baja y no me consta haber estado viendo los numeritos en los asientos. Una vez sentados me distraje viendo lo que hacía uno de los polizontes por la gran pantalla del estadio, pantalla que sería ciertamente útil si por lo

Lección de humildad. Capitulo dos.

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Nó , no me canso de ver el gol en youtube . com , la recuperada de Zambrano , el pase de Vargas, la devolución de Rengifo , la corrida de Vargas, la barrida de Fano , todo es demasiado impresionante. Salimos de casa, compramos un par de pilas para la cámara donde el chino Julio y caminamos a Pardo mientras probábamos las memory cards . Suponía que los taxistas harían su agosto, pero para mi siempre es abril. Mi hermano y su nerviosismo, como si el fuera a jugar (no por favor, no!), ya había parado a cuatro taxis y nada. Así que decidí recurrir a las palabras educadas dirigidas directamente al corazón. Primer taxi "Buenas noches señor, vamos para ate al estadio monumetal . Cuando me cobra?" - Ensayé, como quién no quiere la cosa. "Veinticinco soles" - Me dijo, mostrándome los cinco dedos de su mano derecha. " Asu . No gracias." - Le dije, total, los taxis hacían cola. "Ya, vamos por veintidós" - Agrego el taxista, como si me estaría haciendo un f

Lección de humildad. Capitulo uno.

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Lo que he vivido estos días es simplemente increíble y lo tomaré como el principio de tiempos mejores. Mi hermano compró las entradas a modo de consuelo pues no había podido conseguir las entradas para la final del voley de menores. "Anda pidiendo permiso en el gimnasio por que vamos a ir al estadio el miércoles" - Me dijo. "Vamos a ir a ver el Perú - Argentina?" - Le pregunté. "Te gusta tirar tu plata, no?" - Agregué sarcásticamente. "También si quieres" - Dijo, cual amenaza. "Ya que insistes" - Le dije, como sonriendo. "Pero no esperes que algún día te pague" - Le repliqué. "Tampoco pienso cobrarte" - Me dijo, cual milagro. Yo hubiera dado mi vida si hubiera sabido lo que viviría en ese estadio. Y bueno, tal vez ese era el pensamiento popular. El pesimismo, actitud que aprendimos a la fuerza al ver las goleadas que nos propinaban partido tras partido. Ni Chabuca Granda hubiera apostado por un empate peruano y m

Ser instructor II

A veces relaciono las criticas con inodoros y con el sonido que hacen cuando bajas la palanquita de baldeo. Y lo relaciono así pues las criticas vienen, generalmente, de gente que me recuerda al objeto que inicia su recorrido al mar de Grau por ese camino. Yo asimilo los consejos dependiendo de la persona que me los dice, es decir, jamas aceptaría que mi abuelita me diga como debo patear el balón en la pena máxima del fútbol. Pero hay criticas y consejos dignos de ser escuchados. Esos que vienen de gente inteligente y capacitada, gente que merece confianza y respeto, gente que sabe por qué abre la boca y no les salen batracios ni anfibios cuando lo hacen. El tema es que mi primera entrada en el blog está, no necesariamente, hecha en un contexto negativo. Así que, con animo de objetividad y a modo de reivindicación, he aquí la segunda (y ultima) parte. Sabía que el daño muscular aumentaba el metabolismo. Sabía de aducción escapular y de músculos en sinergismo . Lo sabía por que duran

Ser instructor

Ya llevo años trabajando de instructor, profesión que nunca pensó el pequeño Beto cuando soñaba, parado bajo los tres palos, ser el arquero de Perú en una final del mundo. Mentiría si dijera que no recuerdo como pasaron las cosas, las recuerdo bien pero esa es otra historia. Realmente es un trabajo complicado, hay gente que piensa con los pies y dice que cualquiera puede ser instructor. Nada que ver. Tienes que tratar con todo tipo de personas que, aunque no sepan nada, tienen la razón por el simple hecho de ser clientes y por que de su bolsillo sale tu sueldo. No soy como esos tipos grandotes que no pueden rascarse la espalda ni tengo voz gruesa ni poco pelo ni ropa extraña. No soy un grandulón ni un monigote que se toma su batido cada mañana ni esta en mis planes inyectarme la muy milagrosa sustancia. No voy a trabajar pensando como enamorar a las alumnas ni voy maquinando como intimidare a los alumnos. No me creo más que nadie por tener mas grandes los músculos ni consumo la susta