Me quiero casar

"No hay nada que se pueda comparar a ese amor que ella me da,

es único, es especial, 

en mi noticiero ella es el titular, en mi mundo la más popular"

Gianmarco - Simplemente espiritual

Hoy contrajeron nupcias dos amigos que realmente se aman y que conozco desde… la verdad es que no recuerdo desde cuándo. Eso significa que debe ser mucho tiempo y también significa que cada vez estamos más y más viejos. En fin, digo que se aman porque realmente lo hacen, es decir, no solo se abrazan y se dan ida y vuelta con los labios, sino que también practican lo que para mí es el amor: querer solamente la felicidad de la persona que amas por sobre tu felicidad.

Esta teoría tiene algunos detractores, pero la explicación es realmente simple: si tú amas a alguien, todas tus acciones deben buscar su felicidad antes que la tuya. No te preocupes por tu felicidad, tú tranquilo, porque si la otra persona que amas hace lo mismo, ambos formarán un circulo de amor perfecto que solo se puede romper si uno de los dos busca su propia felicidad a costa de la felicidad del otro. Tú le darás toda tu felicidad y viceversa. Esa es mi propuesta, sencilla, ¿no?

En la práctica, si no eres completamente feliz haciendo que la persona que amas sea feliz, es porque la otra persona no está buscando tu felicidad antes que la suya, es decir, sigue buscar su felicidad por su cuenta en lugar de buscar la tuya. Esto hace que tampoco sea completamente feliz con la felicidad que tú le das, a pesar de que puede ser que tú sí lo hagas, dejando de lado tu propia felicidad. Lamentablemente, si no hay un círculo perfecto, no hay amor. Es todo o nada. Como ellos.

Ellos, que completan el círculo. Él, porque su mirada cambió de profundidad cuando la vio entrar, sus pupilas dilatadas adornaban la sonrisa con la que aparentaba no querer llorar. Temblaba y sus lágrimas morían por salir volando hacia ella, que se acercaba lentamente, brillando como un halo solar en primavera. Su rostro decía que nunca había sido más feliz, su sonrisa limpiaba las dudas entre ella y el altar, su mirada recorría la iglesia y solo dejaba de mirar al novio para parpadear.

Sé que es amor porque ella, sin preguntar ni pensarlo dos veces, cruzó su brazo con el brazo de él, creando un candado perfecto donde él es de ella y ella no es de nadie más. Ella habla de él como si hablara de sí misma y él habla de ella como si pensaran igual. Él aún no asimila que se está comprometiendo a ser feliz con el amor de su vida y ella aún no se da cuenta de que será feliz por el resto de su existencia. Ambos lloran de felicidad y se besan en los labios mientras las lágrimas vencen sus pestañas sin saber qué es lo que Dios les tiene preparado, pero confiando en que él les proveerá el aire, que es lo único que necesitan para sobrevivir en este mundo lleno de maldad, porque la felicidad ya la tienen y las personas buenas no necesitan nada más.

La boda estuvo excelente, lo puedo asegurar, organizada para ser un sueño hecho realidad. Fui con dos de mis mejores amigos y me divertí mucho. Sin embargo, y a pesar del ambiente festivo, no pude evitar sentir una torturadora mezcla de sentimientos encontrados y entreverados que incluían desde nostalgia hasta depresión, pasando por pequeñas y grandes emociones. Inseguridad, miedo al futuro y resignación, todo lo que se sirve normalmente en la mesa de comida de la recepción.

Hace poco me dijeron que el amor no existe, que es una ilusión, que nadie sabe de dónde viene ni cómo se forma ni por qué lo sentimos. Que probablemente solo sea una reacción química en el cuerpo. No dije nada porque cada vez que me enamoro termino eligiendo entre desprenderme o ser desprendido, desechando mi teoría y resignándome a que tal vez esté equivocado. Hasta hoy.

En ese momento estuvieron a punto de convencerme de que el amor es una creación humana, pero ahora estoy seguro de que no es así. Existe, el amor sí existe. Lo acabo de ver en ellos, nadie puede decirme lo contrario. Se aman sin importar que este mundo esté lleno de injusticias porque saben que juntos las pueden enfrentar. Verlos era lo que necesitaba para darme cuenta de la realidad.

Ahora me quiero casar porque parece ser tremenda alegría. Casarme, claro, con alguien que entienda mi teoría, porque debe ser terrible tener que explicársela a alguien durante toda la vida. Quiero llegar a ese momento igual que Farí y Rebeca, a quienes agradezco por demostrar que mi teoría es correcta. Mi corazón desea que su círculo siempre tenga una circunferencia perfecta.

Luis Alberto Ascama Torres.