Chileno, amigo

, tu hermana esta conmigo!



Acabo de regresar del estadio y no encontré una mejor forma para sacarme todo este coraje de adentrito mío que escribir. Ya sabes, yo escribo como terapia. Que a veces me salgan cosas chéveres ya es otra cosa. Pero bueno. Aquí estoy, luego de ver esto que aún no sé como definir. Palabras le encuentro un montón. Palabras como desastre u horror pero una que resuma todo lo que viví simplemente no encuentro. Aunque vergüenza se acerca mucho. Y eso que yo soy un sinvergüenza de profesión.

Realmente me desvivo tratando de encontrarle el lado bueno. Como a todo. Ya sabes también. Es uno de mis pasatiempos. Pero busco y busco y nada. Nada que sobresalga. Ni Vargas, ni Ñol, ni Leao. Tal vez Fano, Zambrano y eso, siendo bueno pues solo con ganas o temperamento no se gana nada. El fútbol es tan simple y a la vez tan complicado. Debe haber miles de personas frustradas que quisieron ser futbolistas pero no pudieron serlo y muchas más que quisieron ser futbolistas solo para defender los colores de su país por que simplemente sienten ese patriotismo en cada latido. Bueno, hoy no vi a ninguno de ellos en el verde del monumental.

Es la primera vez que voy a un clásico del pacifico y es la primera vez que veo a mi amado país perder un clásico del pacifico. Había visto en la televisión y en los diarios que no era solamente un partido. Que el pasado también influía. Que jugar contra Chile significa llevar el peso de toda esa gente que odia a los chilenos (harta gente) en la espalda y hacerlo por todos ellos. Y hacerlo bien por que este tipo de partidos se tienen que ganar. No habia otra opción. Por eso perder contra ellos duele más que perder contra cualquier otro. Por que ellos ya nos han ganado bastantes cosas. Por que lamentablemente son más que nosotros y eso tiene que cambiar.

Yo realmente fui para cantar el himno nacional frente a ellos. Para gritar el himno mas bien. Para ver que se siente. Y se siente bien. Más aun cuando cuarenta mil personas más gritan contigo y todos gritan el himno con los ojos bien puestos en esa pequeña mancha roja y azul en occidente que osó enfrentarse a nuestras gargantas. Infelices. Habrán ganado en la cancha pero fuera de ella tuvieron su merecido. Los callamos cuando quisimos. O sea, siempre.

La gente de los palcos arriba de ellos les tiraba de todo. Agua, por que apestaban. Basura, por que todo tiene su sitio. Condones por que nadie quiere que se sigan reproduciendo. Se hacían llamar furia roja o marea roja. Yo solo vi un pequeño charco que parecía una hemorragia femenina. Tristes ellos, se dedicaron a quejarse con la policía que, lejos de hacer lo que siempre hacen, se hacían los locos.

Me encantó ver cuando un grupo de veinte chilenos no aguantaron los insultos de todos los que estábamos en oriente y se fueron antes de que comenzara el partido. Se fueron así como llegaron, solo que se llevan la lección de jamás invadir nuestro territorio otra vez. Ingenuos. Pensaron que no les haríamos nada?

Lo mejor fue ver a un tipo vestido del caballero de los mares (léase Miguel Grau Seminario) bajando por el medio de oriente celebrado de aplausos y saludando a la gente. Todo un espectáculo él. Prometo que me vestiré así la próxima vez.

¿Por qué no lo hicieron por todos? Me pregunto. ¿Por qué no dieron un poquito más? ¿Por qué?

A mi todavía se me acelera el corazón cuando veo el video de la corrida de Vargas, el gol de Fano y la narración de Peredo. Yo todavía tenía fe en la clasificación. Todavía soñaba. Como muchos. Como todos aquellos que son de mi generación. De los que no hemos visto a Perú en un mundial. Cosa que muero por ver pero así como vamos esta más fácil que Chavez abandone el poder.

Tengo el orgullo de ser peruano pero hoy no soy feliz.
Nací en la tierra del sol, pero hoy nada es hermoso.
Hubiera jugado el indómito Inca que prefirió morir.
Hubiera preferido un gol en vez de darle a mi raza valor.

Estamos más últimos que nunca y en tres días lo estaremos aun más. Se entiende que prácticamente jugamos por joder a los demás. A ver si nos liga tener un par de países más que nos hagan compañía en esta parte del mundo mientras los demás van a la fiesta mundial del fútbol. Cual perro de hortelano. No clasificamos pero tampoco queremos que los demás clasifiquen. Eso es lo único que nos queda. Qué triste.

Perder no nos ha dado ni nos ha quitado nada. Simplemente porque ya no tenemos qué ganar ni qué perder. Estamos vegetales. Catatónicos. Somos un desastre. De que sirve ahora respetar el proceso de Chemo si necesitamos a los suspendidos y el se rehusa a convocarlos. Esto significa que para clasificar a Brasil 2014 tampoco contaremos con los suspendidos. Esto significa que será la misma vaina. O acaso esta sub 20 que acaba de hacer el ridículo en Venezuela nos va a salvar? Seguramente para ese entonces Manco ya tendrá dos hijos con esa modelito y hasta se habrá divorciado. Crees que de esta nueva generación de jotitas que no gana ni un partido saldrá un salvador? Chemo y Burga deberían dar no uno sino cien pasos al costado.

Cuando terminó el partido me quedé sentado mientras los que se quedaron conmigo hasta el final se paraban y se iban recontra asados. No había ni una sola sonrisa. Bueno si, por que nunca faltan esos antipatriotas que se creen muy chistosos y juegan con su vida incentivando las ganas de la gente que quiere golpear algo que se mueva sea chileno o no. Un poco de dignidad por favor. Yo me quedé sentado justamente por que frente a mi tenía a toda esa mancha roja que estaba feliz y yo no. Que saltaban y yo no. Que sonreian y yo no. Que se abrazaban y a mi nadie me abrazaba. Ideas iban y venían. Pero me di cuenta que solo alimentaba más mi coraje y mi dolor. El mundo da vueltas. Eso esta científicamente comprobado. Tendré mi revancha. Por que nada vale ahora lamentarse, estamos últimos y es la realidad. Por mas vueltas que le demos a las matemáticas o, inclusive, a la Biblia. Los últimos no serán los primeros. Ya fue.

Me voy contento. Realmente. Porque no pasó nada que no haya estado previsto. Porque grité un gol frente a Chile. Porque ahora más que nunca me siento peruano. Porque aplaudí, grité y tuve fe hasta el último minuto del partido. Porque sé que esto va a cambiar y para el próximo mundial sí la hacemos. Porque esto no cambia la historia, solo la alimenta. Y aunque el Huáscar siga en Chile y Tarapacá siga en los libros. Hoy, por un momento me sentí más peruano que nunca y recordé que amo el fútbol.

Ahora sí ya estoy mas tranquilo.

Viva el Perú.

Viva!

PD - Nos vemos en La Haya.


* Imagen de Andrés Edery.

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