La orquídea del Amazonas

"And in my hour of darkness
she is standing right in front of me,
speaking words of wisdom"
Let it be - The Beatles


1

- ¿Cuánto tiempo tiene?

- Tres meses, aproximadamente.

- ¿Qué hacemos?

- Mimarla, darle mucho amor.

- ¿Qué es lo que viene ahora?

- Enfermará y se recuperará para volver a enfermar hasta el final.

- Entonces qué hacemos, ¿esperamos sin hacer nada?

- No. La ayudarán a sanarse y volverá a caer, y así la irán salvando todas las veces que sean necesarias hasta llevarla al infierno de la morfina.

Nunca llegó la necesidad de hacerlo, fueron dos meses y diecisiete días de desconsuelo e interrogantes, hasta que la mañana de un viernes de primavera, sin sufrir, ella tocó el cielo con la delicadeza que usan los pétalos para desprenderse de una flor. En ese momento el mundo decidió dejar la crueldad y encontramos las respuestas.

2

Hace varios meses que no recibía un abrazo y hoy perdí la cuenta de cuántos fueron. Se llenaron de flores mi ojos mojados, se prendieron de fuego mis párpados y las lágrimas aprendieron a ir por otro camino. La brisa trajo todos los colores rojizos, el mar estaba vacío y el sol parecía una naranja que se iba, como yo, lentamente hacia el abismo.

La soledad me abrazó en el momento exacto en que apretaba los dientes y extraviaba la mirada. Mis labios querían temblar, pero esto no se trata de lo que ellos quieren, esto se trata de ser fuerte, frío, valiente. Un abrazo más por aquí y otro por allá. Nunca tan solo y tan agradecido. Cuando me di cuenta no había nadie más y yo estaba perdido.

3

Tenía algo que estaba escribiendo para leerle, o tal vez no, pero no me dio tiempo para terminarlo y, bueno, ya no se puede. Acá, algunas partes que tengo y que no quisiera borrar:

Te estás yendo, abuelita, y no sabes cómo se me acurruca el corazón al verte partir con la mirada perdida, perdiendo peso y hablando casi en silencio. Ya no hay problema, dolor o pena en mi cuerpo que le gane lugar al enorme vacío que está perforando tu partida en mi interior. Aunque la depresión vuelve a mi mente a diario, contigo es diferente, contigo la pena me absorbe la sangre por las heridas que no terminan de cerrarme el alma abierta. 

Qué desconsiderado y egoísta he sido al dejarme enfermar y evitar visitarte por temor a empeorar tu salud. Estar deprimido debido a cosas que en la ceguera de la juventud parecen ser el fin del mundo es absurdo y lo estoy aprendiendo a la fuerza. Lo cierto es que el fin del mundo es un juego de niños comparado a un mundo donde verte triste no tiene fin, donde tu mirada se marchita, donde tus manos me dicen lo que tu boca no puede.

Si te tienes que ir está bien, abuelita, en la vida lo que sobra son las despedidas. Gracias, por cierto, por tanto amor entre tanto odio, por tanta humildad en la abundancia, por tanto ejemplo de vida al final del camino. Qué pena que solo conocí veinticuatro de tus ochenta años, pero qué alegría saber que le tenemos la misma fe a la misma eternidad. Voy a tener que reorganizar mis prioridades para poder pensar en un futuro con su ausencia y soportar el frío de un presente sin su presencia.

4

- Te quiero mucho, me dijo.

Y le di un beso en la frente, y ahora tengo miedo de volverla a ver y que la despedida sea diferente, y que simplemente se vaya a donde se está yendo, y me deje con las palabras en la boca y el corazón en el cuello, y necesito dormir porque no lo he estado haciendo.

Morir sin saber lo que se tiene es como perder al amor de tu vida sin darte cuenta. Yo no estuve de acuerdo, pero el médico es médico por algo y el cáncer también, y yo solo soy un nieto cuestionando la decisión de los hijos, escribí.

5

Extrañaré los regalos de cumpleaños en efectivo que me hacía llegar a escondidas como si se tratara de algo ilegal, a falta de drogas, vicios o alcohol en mi vida. Me hará mucha falta que se refiera a mí con un pronombre posesivo antes de mi nombre en diminutivo. Echaré mucho de menos que considere un milagro mis visitas espontáneas de domingo. Me acostumbraré al vació insoportable de su silencio, pero no a su ausencia notablemente injustificada.

Sú humildad, sencillez y bondad. Su amor eterno. Su simpatía. Usted, la mejor en su categoría. Sus seis hijos, sus dieciocho nietos y sus innumerables bisnietos le agradecemos sobremanera la luminaria que será durante el infinito en nuestras vidas y en las vidas de los que toquemos con su piel en nuestras manos.

6

Dejó de cortarme el cabello porque su mirada ya no era la misma que cuando tenía el negocio del Salón, pero nunca dejó de decirme que estaba despeinado. Dejó de hacer el paté de hígado porque se fue a vivir lejos de casa, pero nunca dejó de preguntarme si había comido. Dejó de adornar este mundo con su presencia porque así de irracional es la vida, pero desde ahora nunca va a dejar de darle sentido a mis sueños.

La casa era grande y yo tenía un jardín enorme con árboles de frutas y hamacas, y tenía un ayudante por cada hijo y para cada labor de la casa. El Salón era único y tenía como clientes a las personas más importantes de la ciudad. A tu abuelo le gustaba jugar Póker y a tu mamá le gustaba cocinar desde pequeña, me dijo un día que le pregunté cómo es Iquitos y cómo era el abuelo.

Te fuiste de tu propia casa con tu madre, tus hijos y tus asistentes, abandonando los lujos que obtuviste con tu esfuerzo y dejando al idiota de tu esposo que prefirió la buena vida que a ti, la vida misma. No era necesaria esa persona, nunca supo qué hacer con todo lo que le dejaste y un día se fue, pero tú ya no volverías. Siempre tomaste las mejores decisiones.

7

Qué pena que sea usted quien se tenga que ir y no yo, que tengo tantísimas cosas menos que amar. Aunque no es natural que los padres entierren a sus hijos, y mucho menos los abuelos, eso le hubiera partido el alma a mamá más de lo que se le partió el sábado. Por cierto, ella está bien, tendrá que replantear sus domingos, pero está bien; tendrá que filtrar sus preocupaciones, pero está bien; tendrá que ser el doble de fuerte de lo que es aunque parezca imposible, pero está bien.

La última vez que le vi sabía que ya no había marcha atrás. Usted ya casi no podía hablar y la intensidad de lo que tenía que decirme lo hacía mediante apretones en mis manos. Podía quedarse con mis dedos si usted quería, yo igual estaba destrozando por todos lados.

Disculpe que no haya llorado en su funeral, pero no encontraba la forma de hacerlo sin llegar a terminar gritando de dolor con el rostro en el piso e inundando de lágrimas esta parte del universo.

8

Esta es la primera vez que salgo de su casa sin despedirme de usted y decirle que volveré el próximo domingo aunque no esté seguro de hacerlo. Sucede que ya no está y que con usted se fueron todas las despedidas.

Gracias por mamá, por los tíos y por los primos. Ha hecho, usted, un trabajo excelente. Todos tenemos algo suyo en alguna parte de nuestro cuerpo y estará con nosotros así hasta que podamos estar de otra forma, algún día, en algún otro lugar.

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