Prefiero no sentir

"No te conozco, ni tú a mí, un ambiente propicio para decir muchas cosas,
si la soledad tuviera nombre, tendría el mío"


No sabes lo arrepentido que estoy de no haber publicado esto antes, soy un idiota. Pensé que ya estabas bien, que podías esperarme, que la soledad ya no llevaba tu nombre, pero me equivoqué. No siempre me equivoco, pero cuando sucede, mi mundo es invadido por los fantasmas más sádicos y las tinieblas más tenebrosas, que me atormentan y me recuerdan que hay cosas que no puedes dejar para después, para mañana o para el olvido, porque nunca sabes qué puede pasar, como ahora, la noticia de que ya no estás con nosotros ha sido como un relámpago de lluvia inesperada. Puedes creer que va a llover, pero no sabes cuándo ni dónde y, por lo general, cuando llueve nunca estás preparado para guarecerte. Y esta lluvia es muy fuerte.

Tengo todo un texto de casi dos páginas que ha quedado, en su mayoría, descartado. Comencé a escribirte cuando, de la nada, perdimos contacto por razones que no vale la pena recordar ni investigar. Estoy deprimido, tu despedida me trae los recuerdos más tristes que mi vida se ha encargado de documentar y almacenar en los rincones más profundos de mi corazón, mi mente y mi piel. Resumiré toda nuestra historia, aunque de por sí ya es un resumen, y usaré lo que te escribí cuando dejaste de escribirme porque esas letras me recuerdan que olvidé lo que un día aprendí a la fuerza: no hay nada más frágil que la vida, y no hay nada más doloroso que una despedida, de esas que te dejan con el corazón lleno y las manos vacías:

He leído con especial atención una serie de textos que escribiste. No tengo el gusto de conocerte, pero puedo modelar tu imagen en mi imaginación gracias a la paz que transmite tus palabras, cuyo contenido representa toda la calidad de persona que eres y explica cómo se organizan los valores que dominan tu imaginación. No he tenido la oportunidad de verte, no sé cómo es tu mirada ni tu sonrisa ni tu voz, pero puedo decir que acabo de conocerte mejor o más que a muchas personas que ya estoy cansado de ver día tras día sin que me enseñen nada acerca de la vida.

En estos días de sociedad pude darme cuenta de que eres un ser humano muy especial: has vivido lo que yo viviré si vivo doscientos años, has sobrevivido a lo que yo hubiera muerto y has sufrido lo que yo me quejo de sufrir, pero mil veces más. Hemos intercambiado pocas palabras, pero suficientes reflexiones como para darme cuenta de que, por mi parte, he dejado de lado lo más importante de la vida: la voluntad, y que tú debes saber algo que me dijeron hace mucho, pero que no he podido comprobar: los buenos nunca se quedan solos. 

Tengo la suerte de encontrar en mi camino a las personas más increíbles en los momentos menos soportables, personas que con solo su forma de ser, forjada sobre experiencias, pueden cambiar una vida con solo hablar, reír o pensar. Personas especiales, sorprendentes, magníficas. Algunos hasta reúnen las tres características, como tú, por ejemplo.

Tú, que, en un acto sorpresivo de irracional confianza, me preguntaste el motivo del porqué no puedes ser normal, entendiendo por normal, ser una persona saludable. Yo, nublado por alguna limitación que deseo combatir, perdí toda lucidez y no atiné a decirte algo inspirador que recién ahora he podido organizar en mi mente: tú eres normal, los que no lo son somos nosotros.

Y, de repente, ya no estás más por aquí, por esta parte del ciberespacio donde tu repentina ausencia despierta aún más mi interés por tu vida. Tanto, que he tenido que investigar mis intuiciones para poder darme cuenta, en lo lamentable, de que tu efímera aparición fue una respuesta divina para decirme que todo va a estar bien mientras reconozca mis errores y mire para adelante. Tú llegaste para recordarme lo que había olvidado cuando me rompieron el corazón y te fuiste para hacerme olvidar que en ningún momento podré superarlo. 

La vida se enciende muchas veces mientras dura y sucede, dependiendo del acontecimiento que resucite tus sentidos y revitalice tu corazón. Pero la vida, por otro lado, también se puede apagar en cualquier momento, sin previo aviso ni instrucciones para qué hacer cuando suceda ni cómo dejar de llorar por dentro y por fuera.

Gracias, aunque tal vez ya no te dejen leer esto, gracias por ayudarme a recordar algo que tuve que olvidar para hacer algo que ya no quiero recordar. Te comento que, para mí, ha sido un gusto leerte. Recuerda que eres especial y nunca permitas que nadie te diga lo que tienes o no tienes que hacer, eso no es amor, es todo lo contrario. Vive hasta donde tu sonrisa te lleve y no dejes que alguien que no siente lo que sientes haga que sientas algo por él o ella. No olvides que tú eres normal, lo demás somos los raros.

Eso fue lo que nunca pudiste leer y lo más probable es que nunca lo leas, Aldana. Sé que ahora descansas y esperas el momento en el que goces de la salud que te fue esquiva, del amor que merezca tu amor y de la compañía que alguien como tú nunca debió dejar de tener. Gracias por ser la gota de agua fría en la mitad de mi espalda, la primera respiración profunda de la mañana, el fuerte abrazo a la distancia. Las personas como tú no deberían morir, deberían poblar todos y cada uno de los rincones de la totalidad del universo durante lo que dure la eternidad, y un día más. 

"Veo a muchas chicas con una vida normal, se quejan de que tienen que estudiar toda la madrugada, ¡cómo me gustaría quejarme por esas cosas!"

Comentarios

Unknown ha dicho que…
La volveremos a ver, claro que si!
Anónimo ha dicho que…
Las personas así son muy especiales, te dan una lección de vida precisa y te hacen pensar en las oportunidades que tienes y no valoras, las quejas everywhere no deben existir.
dolly ha dicho que…
Aprender a vivir. Y hacer las cosas en el instante y nunca lamentarnos Beto. Muy nostálgico el texto pero lindo a la vez.
Jim ha dicho que…
Precioso. Y preciso.

Probablemente aún me queden ganas de creer en Dios por conocer personas que, más que otra cosa, parecen ángeles.
Aldana ha dicho que…
Acabo de leer esto de casualidad,buscando imágenes de mi nombre (Aldana) en internet; pero dsps de haberlo leido me di cuenta que no fue casualidad,fue destino porque muchas de las cosas que le dijiste a esa Aldana que ya no está me sirvieron a mi.... FUERZA!!! ella siempre va a estar con vos porque todas las personas dejan algo de ellas en nosotros,y creo que ella dejó muchas cosas buenas en vos...
Luis Ascama ha dicho que…
Estimada Aldana, busqué la manera de cómo responder tu comentario pero no hay forma de enviarte un mensaje privado, así que... gracias! me pone muy contento saber que lo que escribí te gustó y te sirvió de algo. Gracias por tomarte el tiempo de leerme y gracias por tus palabras de aliento. Un fuerte abrazo para ti.

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