Un candidato de lujo


A lo largo de mi corta vida he podido confirmar, de una u otra manera, que hay temas específicos de los que no se deben hablar en situaciones determinadas, generalmente sociales, temas como, en primer lugar: la religión, debido a que cada uno cree en lo que necesita creer y ya sabemos que nadie necesita lo mismo que nadie. En segundo lugar: el fútbol, a menos claro, que hables del mejor equipo del Perú en la grada más céntrica de la Trinchera Norte parado en aquella U inmensa en pleno Estadio Monumental. En tercer lugar, y motivo del post: la política, sí, aquel asunto que hace creer a algunos ignorantes los dueños de la verdad y a algunos entendidos en la materia los amos del escepticismo.

Tomando en cuenta que estamos a pocos días del concurso electoral para la presidencia de la república, y entendiendo que el ignorado deber cívico de cada ciudadano es el de votar responsablemente por el candidato que mejor represente sus ideas, cumplo con, por lo menos, intentar demostrar que hay alguien que, a mi parecer, es la persona más capacitada, dentro de todos los candidatos, para gobernar este país que no tiene cuándo dejar de crecer. Un candidato de lujo cuyas propuestas y buenas intenciones las describe a la perfección el antropólogo Jaime de Althaus en un carta que corre viralmente a través de la red y que reproduzco a continuación:

Un candidato no tradicional

Pedro Pablo Kuczynski no es un político tradicional. Tampoco es un técnico tradicional. Pertenece a una categoría de ciudadanos que tiene pocos especímenes en el Perú: la de los hombres con vocación de servicio público, un espíritu acaso heredado de su padre, un médico europeo que vino a la Amazonía peruana a luchar contra la lepra y otras enfermedades tropicales y luego a la sierra a combatir la malnutrición. En un país en el que, por lo general, el Estado ha servido para medrar o para procurar negocios propios, una vocación de ese tipo en el Perú no es comprendida o despierta suspicacias.

Como candidato, carece de la fuerza atractiva del que lucha contra un orden de cosas. Carece de la malicia y de la agresividad del político criollo. Su fuerte son el buen espíritu, el conocimiento del Perú y el mundo, manejo de los temas y la claridad expositiva. Virtudes que le permitieron reunir a líderes y grupos diversos pero complementarios dentro de un espíritu de colaboración abierta y honestidad que, si se hace notorio, y si efectivamente logra suscitar la imagen de una "mayoría nacional" allí conjugada, puede disparar la intención de voto. La alegre sencillez del lanzamiento de su candidatura dio la sensación de aportar una cuota de limpieza y buenas intenciones a una campaña electoral que sin duda las necesita.

Por lo demás, estamos ante el único candidato que ha sido capaz de escribir un plan de gobierno. El libro "Perú, ahora o nunca" ataca, entre otros, un tema que, bien aprovechado, puede atraer muchos votos: el gran problema de la informalidad. Plantea que el 80% de los peruanos tenga un trabajo formal, con seguridad social y pensión de jubilación, para el 2021. Ahora solo un 35% lo tiene. Para ello propone reducir el IGV un punto por año (lo que, paradójicamente, permitiría incrementar la recaudación, por la formalización precisamente) hasta llegar a un IGV de 15%; que los nuevos trabajadores ingresen a un régimen laboral distinto con seguro de desempleo y mayor flexibilidad, para fomentar el empleo formal, y reducir 5 puntos en el Impuesto a la Renta a las empresas que agreguen 10% o más de trabajadores a la planilla formal por año.

Y por fin alguien plantea combatir la pobreza no mediante programas asistencialistas, sino aumentando la productividad de la agricultura campesina andina con programas como Sierra Productiva que llevan riego por aspersión, etc. Plantea el escalonamiento de los ríos de la costa para recargar las napas freáticas, una reforma integral de las empresas municipales de agua potable, la creación de una ciudad satelital al sur de Lima, la reagrupación de ministerios, entre otras ideas. Pero, además, precisa el costo de las propuestas: algo que no tiene precedente en los planes de gobierno en el Perú

Pequeños reportajes:



Todo el mundo sabe que las encuestas no son confiables y que juegan con la debilidad mental de aquellos mediocres que tienen como máxima la conocida frase: "Votaré por el que va primero para no perder mi voto". Nada más absurdo que ese razonamiento, si se le puede llamar así, tu voto es tu ejercicio democrático, tu opinión, no permitas que nadie te diga que tu opinión, por pertenecer a una virtual menoría, no cuenta. Vota por aquella persona que  merezca, pueda y sepa cómo gobernar el país que tanto nos empeñamos en sacar adelante. El país en el que queremos ver crecer y sonreír a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos. No caigamos de nuevo en la época del miedo ni en el descontendo popular ni en los intentos de mordaza contra los medios ni en la resignación del mal menor ni nada que nos regrese al pasado, esta es nuestra oportunidad de hacer que gane el mejor, el candidato que el Perú merece tiene que ser el presidente que los peruanos merecemos.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Ganará?

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